miércoles, 28 de agosto de 2013

De "tú a tú" con el Papa Francisco


No hay lugar a dudas, dueño de un carisma único, Jorge Bergoglio, el Papa argentino, nuestro Papa, causa revuelo adonde quiera que él vaya. Y es que lo más impresionante es que él se considera uno más entre todos nosotros y no hace diferencia: va a visitar a los obreros y carpinteros a sus lugares de trabajo; invita a cenar a los mendigos al Vaticano; llama personalmente a los fieles que le escriben cartas; y es asiduo a las pizzerias del Vaticano. Inclusive los italianos ya han desarrollado un décalogo para saber como comportarse en caso de que el Papa te llame por teléfono, entre algunas pautas a saber están el no tratarlo informalmente aunque él lo pida y no preguntarle por asuntos internos del Vaticano.

Sin duda, Francisco ya es una revolución en la vasta historia Papal. Se muestra a los fieles como el Papa del pueblo, aquel hombre cercano, que no se siente Papa. Conserva la simpleza y simpatía del latinoamericano pero sin dejar de lado el prótocolo que le corresponde como cabeza de la Iglesia. Francisco I ya va dejando su huella sin lugar a dudas.

Está en todas partes: souvenirs, bustos, mates, posters en la Avenida Corrientes, y lo que más llama la atención es su sonrisa y su jovialidad pese a los varios años que ya posee. Él nos invita a no quedarnos callados y nos dice que la Iglesia no es una ONG, por lo que debe salir a la calle y hacer ruido para proclamar sin miedo la palabra de Dios. Con estas palabras lo que Francisco nos invita es a tener una posición activa en la Iglesia y no pensar que el catolicismo quedó sólo en el bautismo.

Pese a los pocos meses que posee en su cargo ya camina a pasos agigantados: ya lanzó una encíclica, participó de una cumbre en Brasil, y se tomó el corazón de todos los fieles con sus prédicas. Obviamente todo este suceso también conllevó a un "boom" popular y comercial en todas partes; sobre todo aquí en la Argentina, donde le hicieron hasta una cumbia y los jugadores e hinchas del club futbolero de San Lorenzo de Almagro lo llevan en todas sus banderas y propagandas como su gran orgullo.

Pero pese a todas estas trivialidades, esperemos que el hecho de tener un nuevo líder en nuestra Iglesia y más que sea argentino nos sirva a los católicos argentinos y de todo el mundo para tomar más conciencia de quiénes somos, nos una como hijos de Dios, y podamos aumentar nuestra Fe y nuestro compromiso con la santidad.



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